Podemos también compararla a una pizarra o a una pantalla en la que se manifiesta todo lo que sucede en este mundo que es el ser humano. Según sea el grado de evolución del individuo, la naturaleza y el número de estas inscripciones son, evidentemente diferentes. A veces sucede que nuestra conciencia no solamente es influenciada por nosotros mismos, sino, que es otra persona la que logra proyectar su voluntad y sus deseos en nuestra pantalla y nos empuja a realizar sus deseos sin que ni siquiera nos demos cuenta de ello.
Lo que llamamos conciencia en los hombres corrientes, no es a menudo, otra cosa que la manifestación de la subconciencia; todos los instintos heredados, todas las tendencias animales instintivas intentan continuamente manifestarse, proyectarse en la pantalla de la conciencia. Por eso, cuando el discípulo comienza a adentrarse en el camino de la iniciación, debe esperar encontrarse con sorpresas. Quiere rezar, ser bueno, puro, pero, he aquí que otro deseo empieza a gritar dentro de él: ¡ah, no, no!, ¡eso no!, ¡quiero otra cosa...! y entonces el pobre, a menudo capitula. Pero si a pesar de todo, continúa luchando contra estos deseos inferiores, entonces consigue liberarse, independizarse y empezar paulatinamente a vivir en la supraconciencia.
Pero volvamos a la conciencia. De manera general podemos decir que la conciencia es el reflejo de las preocupaciones del hombre, de su manera de vivir, y sólo existe como una consecuencia de todos los procesos físicos y psíquicos que se desarrollan en el ser humano. Es una pantalla en la que proyectan las imágenes de la vida externa e interna. Si vuestra conciencia es desgraciada, si es presa de angustias y de obsesiones, hasta que no cambie de vida es inútil que intente escapar de estas angustias y obsesiones. De lo contrario, es como si estuviera descontento con las imágenes que se proyectan en una pantalla y quisiera cambiar la pantalla en lugar de cambiar la película. La conciencia se manifiesta al nivel del cerebro, pero este es el resultado del funcionamiento de todas las células; hay que actuar, pues, sobre las células para cambiar la conciencia, y no sobre la pantalla, que está al margen de todo eso. La pantalla es la parte femenina, la parte que simplemente refleja una realidad interior. Y la vida que se proyecta es la parte masculina, el comportamiento real, el cual debemos cambiar si queremos que en la pantalla de la conciencia se reflejen imágenes más bellas, más armoniosas.
Podemos decir, y sería correcto, que el espíritu tiene su conciencia, naturalmente tiene una conciencia mucho más elevada que la que pudiera tener, por ejemplo, el alma. Y el alma divina tiene una conciencia más amplia que la del alma humana. De esta manera podríamos ir ascendiendo o descendiendo en los niveles de conciencia de cada plano, de cada estado o cuerpo de manifestación determinado. El trabajo del discípulo consiste precisamente en esto, en ir aumentando y ampliando cada vez más su nivel de conciencia, porque como hemos dicho la conciencia está delimitada por la evolución alcanzada del individuo.
Desde hace unas décadas, se oye hablar mucho sobre el subconsciente. Desgraciadamente los psicoanalistas que se han puesto a explorarlo ignoran lo peligrosas que son las regiones del ser humano que están removiendo, regiones en las que se apiñan todos los monstruos prehistóricos. Todos estos animales ancestrales están presentes en el subconsciente del hombre. Por eso, cuando los psicoanalistas, -que no están instruidos en la ciencia iniciática-, se lanzan imprudentemente a remover todas las capas que están enterradas, con el pretexto de ir a buscar en el subconsciente de la gente ciertos trastornos, despiertan en algunos casos, a estos animales. Los cuales perturban en gran medida la psiquis del paciente. (El trabajoque están realizando lospsiquiatras y psicoanalistas hoy en día, verdaderamente, es un trabajo encomiable y muy difícil -al ser una ciencia aún muy joven-).
Ejercicios
Hay, pues, ejercicios que podemos hacer para acelerar la realización de nuestro trabajo. Cuando queramos tener resultados más rápidamente en el terreno espiritual, debemos concentrarnos y meditar en la meta que queremos alcanzar, y después debemos dormimos porque las fuerzas subconscientes nos ayudarán a materializar nuestro deseo. Los maestros han hecho, durante años, estas experiencias. Y si han realizado algo más que los demás, es precisamente porque han trabajado de esta manera.
El subconsciente es una región muy vasta y peligrosa, comparable a las profundidades del océano. Si queremos zambullirnos en ella sin el material necesario, quizás no podamos contarlo, porque en estas regiones, en estas profundidades hay monstruos que nos pueden devorar. Sabemos que para descender a las profundidades de los mares o a las cavernas subterráneas hay que ir bien equipados. Y, por otra parte, para acometer cualquier empresa que sea un poco peligrosa es necesario estar físicamente entrenado y, además, ir bien equipado para poder protegerse. Y, sin embargo, cuando se trata de bajar a las profundidades de nuestra propia naturaleza, la gente se imagina que es fácil, que no hay peligro. Pues bien, ahí están, precisamente, los mayores peligros; y hay que estar equipados.
Pero, ¿cómo equiparse?
No es tan fácil. Solamente podéis encontrar este bagaje psíquico en las regiones que están situadas encima de la consciencia y de la consciencia de sí: en la supraconciencia; hay que ir allí antes de zambullirse en el subconsciente. Esto quiere decir que hay que adquirir conocimiento sobre la estructura de estas regiones y la naturaleza de las entidades que las habitan y también que se necesita haber desarrollado ciertas virtudes: la pureza y el autocontrol, para poseer un aura poderosa que permita descender a los abismos sin peligro. Hay que estar preparados, y hay que tener,como los buzos de antaño, una conexión con la superficie, una cuerda con la que puedan tirar nuestros amigos, que están arriba, para izarnos en caso de peligro. Vivir una vida completamente vulgar y, sin haberse purificado no se puede acometer tales empresas tan elevadas. naturalmente, si nos place, podemos ir a medirnos con los monstruos y las malas entidades, pero que tenemos que saber de antemano que si únicamente contamos en la lucha con nuestros propios medios, serenos aplastados, devorados, aniquilados internamente. Ante todo hay que conectarse con los espíritus superiores del mundo de la luz, pedirles armas, protección, y sólo entonces podremos partir hacia el combate; porque al sentir que estamos armados, las entidades inferiores se dispersarán. Y si estamos en peligro, las entidades celestiales, que saben que al término de su evolución el hombre debe explorar los abismos que hay en él, no os abandonarán. Pero no vayamos, porque está de moda.
En el subconsciente está todo el“recuerdo de los tiempos”, desde nuestra primera experiencia en la tierra, hasta el recuerdo de toda nuestra evolución desde el inicio de los tiempos. Todo, absolutamente todo está grabado en el subconsciente, ya que de otra manera la evolución sería imposible al no tener una continuidady relación de experiencia vividas para seguir evolucionando. Desde nuestros errores hasta nuestros perfeccionamientos... solo así, reteniendo en el subconsciente todas las experiencias vividas podemos ir avanzando. Para el subconsciente, así como para el alma, no existen experiencias buenas ni malas; todas son experiencias enriquecedoras para nuestra evolución. Lo que ocurre respecto al peligro existente en el subconsciente, es el de que al introducirnos en él sin un verdadero autocontrol de nuestra naturaleza inferior, puede suceder muy fácilmente que despertemos dolores, sufrimientos, complejos, angustias.. Etc ya pasadas y olvidadas para nuestro pequeño e infantil consciente. Y esto puede repercutir gravemente en el equilibrio de nuestra personalidad, todavía inmadura y no subyugada por nuestra alma.
Para el ocultista, para el discípulo entrenado es más que necesario explorar estas regiones subconscientes. Pero él no va con un palo a remover el lodo, sino que va con una "antorcha encendida", con el fin de iluminar el subconsciente. El subconsciente debe ser iluminado totalmente, ya que esa parte de nosotros mismos permanece prácticamente a oscuras durante todas nuestras existencias. La oscuridad en nosotros debe ser iluminada; no debe existir en nuestra naturaleza ninguna parte en oscuridad. Ningún maestro tiene en sí ni una sola sombra de oscuridad. Y esto se consigue trabajando y ejercitándonos en atraer la luz; esa luz proviene de nuestro ser superior, de nuestra verdadera alma-divina y del espíritu que es nuestro verdadero ser. Buda, significa "el iluminado", y donde hay luz, iluminación por naturaleza no puede haber tinieblas ni oscuridad.
La psicología moderna, reconoce que el hombre sólo utiliza aproximadamente un 3% de su verdadero potencial mental. La ciencia esotérica también lo afirma. Ante esta rotunda afirmación cabe preguntarse: ¿por qué utilizamos sólo ese 3%? y ¿por qué no podemos utilizar el otro 97% restante? la ciencia oficial no tiene una respuesta segura a esta pregunta, ya que el estudio profundo de la mente a nivel científico es algo muy reciente de nuestro siglo xx.
Gracias.💖💖💖
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