Se podría decir que nuestra alma es un reflejo del espíritu en un plano inferior, el mental superior. Es como un reflector espiritual, que refleja en un plano el esplendor del espíritu. Se dice también, que el alma es un precioso espejo, ya que en él se puede vislumbrar la imagen más divina de nuestro verdadero ser, el espíritu. cuando decimos "que debemos hacer contacto con el alma", con nuestro “yo superior”, evidentemente nos estamos refiriendo a elevar nuestras conciencias a un punto más elevado, a un punto que está más allá de la simple conciencia física-instintiva, y más allá de nuestras emociones y deseos, y más allá de los pensamientos e ideas personales. Hacer “contacto” con el alma o ego, es ir precisamente más allá de nuestra personalidad, más allá de nuestros cuerpos inferiores que la forman. Por lo tanto nos estamos refiriendo, que debemos polarizarnos en el plano del alma, en los planos mental-superior y búdico. Donde la verdad esencial, la luz más pura y el amor más intenso se manifiestan en un estado virginal. Nuestra alma divina es nuestro yo superior. Una parte de nosotros mismos, una fracción de nuestro verdadero ser, o más bien un reflejo del mismo. Es pues nuestra meta más inmediata hacer contacto con nuestra alma. En ese estado espiritual las perturbaciones y oscilaciones de los tres mundos inferiores no nos afectan, no nos confunden ni nos aferran a la materia. Y por lo tanto el discípulo queda libre de la ilusión, y libre para manifestar todo el potencial divino que le es inherente como hijo de dios.
El ejemplo más vivo que tenemos, que refleje en todas sus dimensiones esta fantástica integración entre el hombre y su alma divina, la tenemos reflejada en la vida y obra del maestro Jesús. Él supo mejor que nadie, demostrar qué ocurre cuando el alma con todo su poder y gloria, se manifiesta en un hombre plenamente realizado. Jesús era la expresión humana y a la vez divina de la propia alma. Él vino a simbolizar, a través de su propia vida, lo que cada hombre debe hacer internamente; el nacimiento, el bautismo, la crucifixión; la transfiguración, etc... Todo eso debe pasar el discípulo en su propia carne y en su propio espíritu. Él vino para mostrar el camino. Él era simbólicamente el alma del mundo. Por esa razón dijo en los evangelios: "yo soy el camino que lleva al padre" "sólo a través de mí se llega al padre". Efectivamente él lo dijo; sólo a través del alma se puede llegar al espíritu, al padre. Esa es nuestra primera empresa. También ha habido otros maestros espirituales que a lo largo de la historia (conocida y oculta), han dado el mismo ejemplo y el mismo mensaje, en formas diferentes, pero esencialmentela misma, dependiendo de la cultura y del tiempo en que nos situemos.
El alma debido a su posición central e intermedia entre lo superior y lo inferior contiene dentro de sí misma dos aspectos bien diferenciados, se puede decir que es dual, veamos: una está enfocada hacia arriba hacia el espíritu, y la otra está orientada hacia abajo, hacia la personalidad. Simbólicamente, la podemos expresar como dos triángulos separados, pero a la vez unidos por el extremo inferior. Uno se manifiesta en el plano mental superior o abstracto, y el otro se expresa en el plano mental inferior o concreto. Porlo tanto uno pertenece a la vida divina y la otra a la humana. Por esa razón a una se la denomina alma divina y a la otra alma humana. Una misma alma expresándose en dos formas diferentes, en dos niveles distintos. El alma divina, no tiene apegos a la forma, vive libre e iluminada por el espíritu, es un cuerpo de luz, un reflejo del segundo principio divino; el amor. Realmente el alma divina pertenece sin lugar a dudas al quinto reino, al reino divino. Es nuestra conciencia en un plano espiritual, y cuando hacemos contacto con ella, cuando nos identificamos plenamente, el hombre ha alcanzado la tercera iniciación, la transfiguración conocida por el cristianismo, y entonces nos hayamos libres de las ataduras de los tres mundos. En ese momento expresamos perfectamente el principio crístico, el principio del amor divino.
“EL ESPÍRITU TRABAJA SOBRE LA MATERIA POR INTERMEDIO DEL ALMA”
El alma es un instrumento para el espíritu, un instrumento del que éste se sirve para llegar al plano físico, el más denso de todos, porque el espíritu, por sí sólo, no puede llegar a él, por ser él una energía muy elevada en vibración. Únicamente el alma tiene la posibilidad de alcanzar la materia y, a través de ella, el espíritu trabaja sobre la materia, modelándola, formándola y ordenándola. Sin el alma, sin las posibilidades del alma, el espíritu no tiene ningún poder sobre la materia.
Si la mayoría de filósofos, e incluso teólogos, han escrito sobre el alma teorías tan complicadas e incluso totalmente erróneas, es porque no han observado bien la naturaleza. Todo se refleja en la naturaleza, y cuando sabemos cómo observarla, podemos encontrar la solución de las cuestiones más complejas y abstractas. Todos los problemas alquímicos, teúrgicos, mágicos, cabalísticos o astrológicos, podemos encontrarlos resueltos en los fenómenos del plano físico. ! Hay que aprender a leerlos ¡existe realmente una ciencia concerniente a la actividad del alma, en la que nos dice que ella es la mediadora entre el cielo y la tierra. Y todo ello adquiere mayor significado si nos acordamos de lo que cristo dijo: yo soy el caminola verdad y la vida es lo mismo que decir: yo soy aquel que hace pasar los elementos de la tierra al cielo y del cielo a la tierra.. Sí, cristo, nuestro cristo íntimo que es nuestra alma divina, es aquél que hace descender las bendiciones del cielo y que hace ascender a las almas. Para llegar al cielo, a nuestro padre celestial, tenemos que pasar por él, es nuestro “despertar anímico”.
Evidentemente todo lo que se está diciendo puede parecernos muy teórico. Para saber, verdaderamente, lo que es el alma, hay que ir a verla... el alma es un cuerpo de energía, un cuerpo luminoso, pero un cuerpo en definitiva. Y este cuerpo también se disgregará un día, y entonces el hombre vivirá únicamente como espíritu, porque la verdadera esencia del hombre, su verdadero ser es el espíritu.
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